Ayer me llamó una amiga con la que hacía unos días que no hablaba y me dijo que estaba teniendo una semana bastante regular y que estaba un poco harta de todos y de todo, de mal rollo. Le pregunté si había pasado algo en concreto que quisiera compartir conmigo y fue el final del diálogo…. Metí baza ya sólo para despedirme……. Quizá estoy exagerando, pero no mucho.
La cuestión es que se desahogó y vació en unos minutos una semana entera de sucesos y anécdotas que la estaban fastidiando.
Hoy he vuelto a hablar con ella para ver cómo iba, y era otra persona. No es que todo fuera como la seda y todo se hubiera resuelto, pero su forma de hablar y de ver las cosas era diferente, estaba menos agobiada. De hecho, he bromeado con ella, y le he dicho que se notaba que había descargado lastre, y que si aún le quedaba algo, era toda oídos. Nos hemos reído un rato.
Lo bueno es que eso mismo me ha pasado a mí con ella muchísimas veces, y ha escuchado estoicamente mis monólogos. Esta capacidad de escucha activa, sin duda, es una de las características que tiene que tener todo amigo que se precie, aunque eso no significa que haya que abusar de su buena disposición, o que sólo le utilicemos como pañuelo de lágrimas.
Y es que de eso se trata, de sacarlo, de contárselo a alguien, o escribirlo, o contárnoslo a nosotros mismos. No pretendemos que la otra persona nos intente dar soluciones o su opinión, ni vamos a arreglar lo que sea por el hecho de contarlo, pero el estado de ánimo, según uno se desahoga, va modificándose y hasta puede que surja alguna risa. La carga emocional va bajando, y eso nos ayuda a relativizar en algunos casos, a buscar opciones de solución en otros, a tomar perspectiva y, en definitiva, a liberar esa presión y ese diálogo interior que cada vez crece más y más, no nos ayuda en nada, y termina ahogándonos.
No sé si te sientes identificado con esto que he compartido hoy, pero es interesante, y rara vez falla. A veces es sólo cuestión de sacarlo para sentirse un poquito mejor. Vamos, ¿a qué esperas? No seas egoísta, no te lo guardes para ti solo, compártelo.
Espero que te sea de utilidad. Yo me aficioné hace tiempo y ahora no es difícil verme hablando en el coche, en la ducha, en la cama, aunque he de reconocer que no hay nada como contárselo a otra persona y, si además se escapa un abracito, ya ni te cuento.
Te deseo una semana maravillosa. ¡Vive y disfruta!
Begoña Poza Navarro.