APRENDIZAJE SIN JUICIOS: AUTOESTIMA SEGURA.

APRENDIZAJE SIN JUICIOS: AUTOESTIMA SEGURA.

niños, actuación, aprender, autoestimaLa semana pasada fue la función de fin de curso de mi hijo de tres años, y la verdad es que, además de emocionarme viendo lo bien que lo hacía y cómo estaba disfrutando, me di cuenta de lo maravilloso y gratificante que es exponerse cuando se es niño.

Todos los pequeños de infantil, cada uno en su grupo, participaron de la fiesta, y absolutamente todos los papás estábamos embobados, con una gran sonrisa en la cara y alguna lagrimilla asomando.

Lo hicieron muy bien, sin excepción: los despistados, los tímidos, los que parecía que llevaban sus tres o cuatro años en un escenario, los que estaban buscando a papá y mamá y pasaban de lo demás, todos. Habían ensayado durante muchos días, estaban muy nerviosos, tenían que cantar y bailar y, además, actuaban delante de algunos cientos de personas. Estar allí y no salir corriendo ya era un triunfo.

La cuestión es que al finalizar, cuando los papás y mamás fuimos a recogerles, todo eran halagos y refuerzos, besos, abrazos y felicitaciones para ellos. Estoy segura de que todos se fueron a casa pensando que eran increíbles y habían triunfado.

Se expusieron y tuvieron su gran recompensa. No oí a ningún papá o mamá hablar de los pequeños “fallos”, sólo había halagos. ¿No crees que en el fondo cada niño sabía si había estado cantando, bailando o mirando a ver a quién conocía entre el público? Era su momento de gloria y todos se lo facilitamos.

Sin embargo, todo esto me hizo reflexionar. ¿Por qué cuando se van haciendo mayores (sobre todo en la adolescencia) somos más propensos a ver los fallos, y además pensamos que debemos ser “sinceros” para que aprenda? ¿Tú eres consciente cuando te equivocas o algo no te sale como esperabas? ¿Necesitas o te ayuda que alguien te lo recalque? Ellos no son diferentes.

Por favor, trata de decirle siempre cinco cosas en las que es bueno antes de hablarle de una a mejorar o cambiar. Presta mucha atención a los momentos, no hace falta ser tan “sincero” de entrada, ya habrá tiempo. Se trata de educarle, que aprenda, pero con la autoestima alta.

Equivocarse no es malo, y claro que debe ser consciente de sus puntos fuertes y débiles. Los débiles los va a saber con o sin tu ayuda, los conoce mejor que nadie. Los fuertes le va a costar encontrarlos sin ayuda, y nadie mejor que tú, que eres quien más le quiere y le conoce.

Si se siente apoyado y no juzgado, seguramente será él quien en algún momento te comente lo que cree que hace mal o lo que no le gusta de sí mismo y, desde ahí, podrás ayudarle, porque estará receptivo.

La cuestión no es el halago permanente, sino el aprendizaje sin juicios, cuidando eso en lo que la mayoría de adultos no va sobrada: la autoestima y el autorespeto. Te obsequiará con su confianza, su amor, su admiración y su respeto. ¡Ambos ganáis!

¿Has pensado ya en esas cinco cosas que vas a decirle cuando veas las notas? ¡Qué oportunidad tan maravillosa de ponerlo en práctica, ¿no te parece?

Hasta la próxima semana. ¡Vive y disfruta!

Begoña Poza Navarro.


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