ES SU DECISIÓN

ES SU DECISIÓN

 

Es su decisión

Una frase muy típica que se repite de generación en generación de padres a hijos cuando son pequeños es: “hay que compartir”.

Cuando nuestro hijo baja con sus juguetes al parque y otro niño se acerca a cogerlos, él reacciona como una fiera que defiende a sus crías, y nosotros intervenimos con nuestro “hay que compartir”, y no paramos hasta que el pequeño suelta los juguetes o, en el peor de los casos, se lo quitamos y se lo damos al otro niño regañando al nuestro e hiriendo su orgullo.

En estas situaciones lo que conseguimos es que nuestro hijo se enfade, llore desconsoladamente, no nos escuche y, lógicamente, no comprenda por qué razón tiene que dejar su juguete a los otros niños por imperativo de sus papás, sin ser escuchado ni tomado en cuenta.

Y razón no le falta si nos ponemos por un momento en su piel: baja encantado su juguete..…….. ¡es suyo!, y aunque no esté jugando con él en ese momento, o no lo coja en toda la tarde, no entiende por qué otro niño tiene que cogerlo, y además en ese mismo instante le entran unas ganas tremendas de jugar con él, y ve en el otro niño una amenaza. Pero además, a veces, se da la circunstancia de que el niño que lo utiliza no tiene demasiado cuidado y lo estropea, y encima nosotros como padres le decimos al otro niño: “no pasa nada bonito, no te preocupes”…… ¿Cómo que no pasa nada? ¡Es una catástrofe para él! ¿ Y qué pasa con nuestro pequeño?

¿ No os ha pasado alguna vez que el médico os ha prohibido eventualmente tomar algo determinado que hasta ese momento no os llamaba demasiado la atención, y a partir de ese día os pide el cuerpo tomarlo? ¿ Os habéis planteado cómo reaccionaríais si un desconocido, aprovechando que no estáis utilizando vuestro coche, cogiera las llaves sin pedirte permiso y se lo llevara? ¿ Y si encima hay alguien que casi os exige que se lo dejéis? No os creáis que es una cuestión diferente, estamos hablando de que alguien decide por otra persona respecto a sus cosas sin pedir permiso.

Aunque suene fatal, es una falta de respeto y de consideración que cometemos de forma involuntaria e inconsciente, porque tendemos a valorar desde nuestro prisma de adultos la importancia de compartir, sin percatarnos de que compartir por imposición carece completamente de sentido, y es mucho mejor dejar que él decida lo que hace, eso sí, explicándole bien cuáles son los beneficios y consecuencias de su decisión.

¿ Y qué hacer? ¿ Dejamos que se conviertan en unos egoístas? ¿ Les prohibimos que bajen juguetes al parque? Obviamente NO.

Bueno, como este celo por compartir las cosas lo tienen todos los niños y el nuestro también siente el irrefrenable deseo de tomar los juguetes de los demás, funciona muy bien explicarles lo que es un intercambio, y que si quiere el juguete del otro niño deberá estar dispuesto a prestarle el suyo, y así ambos podrán jugar compartiendo, pero el tono debe ser relajado, amoroso, no amenazante, permitiendo que él elija libremente lo que hace y sin juzgarle por ello con frases tales como: “así vas a conseguir que nadie quiera jugar contigo”, pensad en ella….. es muy fuerte para un niño pequeño, que nos va a creer a pies juntillas y va a actuar por miedo a las consecuencias, no por convicción o entendimiento de las mismas.

También puede ser de ayuda para los niños a los que más les cueste, contarles que bajen preferentemente los juguetes que estén dispuestos a compartir en un momento dado, y así les facilitamos la decisión.

Este tipo de acciones, así gestionadas por nuestra parte, implican profundo respeto a nuestros hijos y a sus decisiones, indican una total asunción de responsabilidad por su parte en la toma de decisiones, les ayuda a poner límites a los demás (fundamental en su desarrollo posterior….. cuántos adultos no saben decir “no”…..) y también nos hace desdramatizar a nosotros lo que supone compartir o no, porque en el fondo ¿cuál es la verdadera razón para insistir tanto en que preste el juguete? ¿Es lo políticamente correcto? Eso se lo dejo a cada cual, que seguro que tendrá su respuesta perfectamente válida y respetable.

Cuando van creciendo, ellos solitos se van dando cuenta de lo importante y enriquecedor que es compartir en general, y aprenden por su propia experiencia.

En la constante búsqueda de lo mejor para ellos a veces nos extralimitamos y les perjudicamos, porque miramos todo desde nuestro prisma particular de adultos, sin ponernos en su piel. Eso sí, con todo el amor del mundo.

Probadlo y a ver qué tal os funciona. Por mi experiencia profesional y personal, puedo decir que los resultados son magníficos para los niños y muy gratificantes para los padres, aunque en algunos casos cuesta un poquito y se requiere más perseverancia.

¡¡ Dejemos que decidan por ellos mismos…. Son chiquitines pero muy sabios!!!

Begoña Poza.

 

 

 

 


Últimos Posts