MI AMIGO SUPERMÁN

MI AMIGO SUPERMÁN

 

SupermánHoy me gustaría hablarte de un amigo que no siempre lo fue, incluso llegué a verle muchos años como un enemigo, y aún hoy, a veces tengo que pararme y decirme: ¡Eh, que es tu “SUPERMÁN!

Sí, así le llamo yo, porque intenta protegerme de cualquier cosa que considera que puede ser una amenaza para mí y para mi bienestar. Además, tiene súper-poderes, capaces de paralizarme, crearme ansiedad, hacerme huir despavorida, hacer que me enfrente a la amenaza de que se trate, mantenerme cómoda en el lugar que conozco y me ofrece seguridad.

A estas alturas, igual ya sabes de quien te hablo. Puede que hasta le conozcas. Su nombre común es MIEDO aunque, si me lo permites, le seguiré llamando MI SUPERMÁN.

Desde pequeñita, crecí oyendo cosas como “no hay que tener miedo”, “el miedo es malo”, “no tengas miedo”, “con miedo no se va a ningún sitio”, “hay que vencer al miedo”.

Vamos, ¡como para no tenerle miedo!

Lo peor del miedo no era tenerlo, sino que además debía actuar como si no lo tuviera, para no mostrar debilidad, ni tener que escuchar comentarios o críticas. Estaba más pendiente de disimularlo que de gestionarlo….. ¡eso sí que desgastaba!

Intentaba luchar contra él y sobreponerme “por amor propio”. ¡Vaya frase! Si eso es amor por uno mismo….

Años más tarde, unos cuantos, aprendí algunas cosas sobre el origen y el sentido del miedo. Supe que es una emoción, como otras, ni mejor ni peor. Su función no es otra que la de protegerme, mantenerme siempre dentro de mi área de seguridad y de confort, entre algodones.

Como el resto de emociones, se origina en el inconsciente y, si bien no se puede ni se debe inhibir, sí se puede gestionar. Si viviéramos sin miedo, nuestra vida correría serio peligro, pues no sabríamos identificar las amenazas hacia nuestra integridad. Sabiendo esto, ¿cómo se puede luchar contra él? Sería un gran error, así que puse en marcha aquello de buscar aliados y crear pactos.

Me di cuenta de que le tenía que estarle profundamente agradecida, y decirle, siempre que me limitase para crecer y desarrollarme personalmente:“Gracias Supermán, sé que intentas protegerme, pero ahora no te necesito”.

Ahora me doy cuenta de que cuando aparece, en muchas ocasiones, es un indicador de que tengo la opción de salir de mi zona de confort, y procuro no caer en su canto de sirena cuya melodía intenta disuadirme de probar o cambiar algo en mi vida. Detectándolo y sabiéndolo, el miedo de convierte en ese aliado con el que siempre puedo contar, pero de cuyo encanto no siempre debo dejarme llevar.

No es fácil, y aún hoy me engatusa cuando bajo la guardia, pero pronto lo identifico y eso me permite gestionarlo. Ya no me importa reconocer que tengo miedo; no es debilidad, sino madurez y amor hacia mí misma.

Me quiero y me doy permiso para tener miedo, aunque no permito que se adueñe de mi vida.

¡¡¡Es una gran suerte contar con un Supermán en mi vida!!  ¡Gracias!!!

¡Disfruta de lo que te depare la semana!

Begoña Poza.


Últimos Posts