Necesidad de limpiar y ordenar

Necesidad de limpiar y ordenar

necesidad de limpiar y ordenarHoy me gustaría compartir con vosotros algo muy significativo para mí que me ha ocurrido en las últimas dos semanas.

Ya de vuelta de vacaciones, pero aún no incorporada al 100% al trabajo, tuve la necesidad inmediata y apabullante de limpiar y ordenar mi casa: armarios, cajones, cortinas, muebles, estanterías, trastero. Además, no era una cuestión superficial, sino una necesidad de deshacerme de cosas que ya no me servían, no me gustaban o no quería, y estaban ocupando un espacio que impedía que guardara otras nuevas o diferentes o, sencillamente, que el espacio estuviera liberado. No pude parar hasta que no le di una vuelta a todo, bueno a casi todo, porque aún me quedan algunos cajones. ¡Es impresionante la cantidad de cosas que teníamos en casa que no utilizábamos, y muchas de ellas cosas en buen estado!

Las metí todas en bolsas de basura y las llevé a un centro de ayuda social donde sé que llegarán a otras personas que seguro que las necesitan y les dan algún tipo de utilidad.

Era como si, de repente, necesitara deshacerme de lo que ocupaba un lugar que ya no le pertenecía, una necesidad de despejar el terreno para poder respirar mejor y, además, poder hacérselo llegar a quien voluntariamente lo quisiera tomar, y liberar espacio. Además, sentía que era algo que debía hacer yo sola y, de hecho, han sido días en que he tenido cierta tendencia a la soledad.

El sábado, día en que descansé, la cena me sentó fatal y estuve toda la noche y parte de la mañana siguiente hecha polvo. Sentí que me estaba depurando, que no era sólo una cuestión externa, sino algo mucho más profundo. Sorprendentemente, el cuerpo empezó a pedirme comida sana y ligera, una dieta diferente.

Mentiría si dijera que antes no me habían dado impulsos y arrebatos de orden y limpieza. Y también mentiría si dijera que en otras ocasiones lo he vivido con esta intensidad y necesidad que ni podía ni quería controlar.

Es como si algo dentro de mí me pidiera a gritos limpieza y orden, espacio, oxígeno y claridad.

Yo no creo en las casualidades. Todo ocurre por algo y te va mostrando aprendizajes y descubrimientos, posibilidades y oportunidades.

Reflexionando sobre mis propias emociones de estos días, los hechos y mi momento vital actual, he visto que estoy ante un cambio de ciclo, de renovación, de exposición a nuevas experiencias, de expansión, de incertidumbre consentida y aceptada.

Ya es hora de desapegarme de los viejos proyectos y circunstancias que pertenecen al pasado y de abrir paso al presente. Han cambiado muchas cosas en mi vida, muchas, y me siento muy feliz por ello. Lo que antes me servía, ahora ha quedado obsoleto en gran parte, y me doy cuenta de que aún intento, en algunos aspectos, seguir aferrada al pasado. Lógicamente, no funciona, y me hace sentir frustrada.

He avanzado mucho, y ha llegado el momento de soltar viejos cabos que mecabos sueltos mantienen atada al pasado, y de darme permiso para emprender lo que toca, lo que quiero, lo que me hace vibrar, y dar lo mejor de mí misma.

La mejor forma que conozco de dar este paso comienza por dar las gracias de corazón a lo que fue: sí a todo, tal y como sucedió estuvo y está perfecto, y mirar hacia delante con energía, amor, disfrute, confianza y libertad para continuar mi camino.

Sintiendo que cada vez estoy más disponible para la ayuda a los demás, ¡me pongo al servicio de la vida! ¿Qué aventuras y aprendizajes me depararán? ¡No lo sé, pero prometo vivirlos estando presente, desde el disfrute y la pasión!

Muchas gracias por vuestro tiempo. ¡Hasta la próxima semana!!

Begoña Poza Navarro.


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